Nunca he leído un solo libro de Mark Manson, pero una de sus frases apareció una vez en mi línea de tiempo, y conecté con la idea: “La acción no es solo el efecto de la motivación; también es la causa.” Un ejemplo visual de esto es una imagen que creé en 2018 mientras estudiaba mi propio proceso creativo:

La imagen representa el ciclo de acción y motivación, donde la acción no es simplemente una respuesta a la motivación, sino también una fuerza que impulsa nueva motivación. Esto me lleva a reflexionar sobre cómo se manifiesta la creatividad en nuestras vidas.

La creatividad no surge de la nada; se cultiva mediante un ciclo continuo de acción y reflexión. Cuando actuamos —incluso sin motivación inicial— generamos nuevas experiencias y aprendizajes que, a su vez, producen nuevas motivaciones. Es un ciclo dinámico donde la acción y la motivación se alimentan mutuamente.

La motivación, entonces, no es un punto de partida fijo, sino una fuerza que se transforma y evoluciona a medida que nos involucramos en acciones creativas. Esta idea resuena con la frase de Pablo Picasso: “La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando.”

Este primer punto de reflexión me recuerda una cita de William O’Brien: “La calidad de una intervención depende de la condición interior del que interviene.” Aquí comprendo que no solo la motivación, sino también nuestro estado interno, juegan un papel vital en la manifestación de la creatividad.

Así, la acción no solo es resultado de la motivación; también está moldeada por la condición interior del individuo.

“La creatividad no se trata de inspiración mágica ni de genialidad innata. Llega después de haber acumulado vasto conocimiento a través de nuestras experiencias, pero negándonos a simplemente repetir y producir lo que siempre se espera de nosotros. Nos tomamos un tiempo en la quietud para que, desde ese vacío de actividad, podamos crear algo nuevo a partir de nuestras influencias previas—algo creativo e inesperado. Sin tiempo y quietud, no hay originalidad como tal.”
— Del libro: “La filosofía del vacío”

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La creatividad es un proceso que requiere tiempo y espacio para florecer. Es en ese espacio de quietud donde podemos reflexionar, asimilar nuestras experiencias y permitir que surjan nuevas ideas. La frase de Pablo Gianera, “El tiempo de la obra de arte es el de la espera”, resuena profundamente con esta idea. Esperar no es vacío—es un período fértil donde la creatividad puede desarrollarse.

“Las cosas de calidad no le temen al tiempo.”

Cualquier creación—sea arte, software o una idea—si realmente es de calidad, no necesita temer al tiempo. De hecho, el tiempo se convierte en un aliado que prueba la autenticidad de esa creación. Si estamos invirtiendo tiempo, energía o cualquier otro recurso en algo que se alinea con este principio, no necesitamos temer cuánto tiempo se está utilizando. Valdrá la pena.

“Escribir es fácil: empiezas con mayúscula y terminas con un punto. En el medio, pones ideas.” — Pablo Neruda

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